La educación, tarea permanente de la Iglesia

El progreso de la sociedad depende en gran medida de la educación; esto lo señalaba el Papa Pablo VI en la declaración sobre la educación cristiana en octubre del año 1965. Sobre esta base, la Iglesia recuerda la misión que ya en tiempos de Jesús Él mismo ejercía con autoridad, con determinación y, sobre todo, con convicción, siempre en contraposición de la injusticia y de la mentira: males que han aquejado la vida humana en todas las épocas.

Hace ya 25 años, esta misión se ha convertido en propósito, como también en responsabilidad en la Iglesia diocesana de Santa Rosa de Osos, que, en un esfuerzo común, busca hacer de la educación una realidad para muchas personas, más allá de los lugares, las posibilidades y todos aquellos factores que en ocasiones se convierten en “límites” y quieren anegar ese propósito que engrandece y dignifica a la persona.

La Fundación Universitaria Católica del Norte, y concretamente el Cibercolegio, dirigido por diferentes sacerdotes ha sido bandera en la región, en muchas ciudades del país e incluso en contextos internacionales de una educación integral que invita a todos a amar, a soñar e innovar, convirtiendo esos mismos verbos en objetivos y al mismo tiempo en certeza.

La Institución experimenta el agradecimiento por el trabajo que durante siete años realizó el Pbro. Eduin Alberto Salazar Giraldo, quien con dedicada responsabilidad ha permitido lograr más que un crecimiento material, la promoción humana de quienes son colaboradores de esta institución, de quienes se han formado en ella y han optado por tener grandes sueños; junto con este sentimiento, se augura al padre Eduin éxitos en sus oficios de Director administrativo y vicerrector de la Fundación Universitaria Católica del Norte.

Y como la Iglesia no trabaja por fases, ni mucho menos por períodos como en otros ámbitos, asume como rector el Pbro. Germán Esteban Lopera Peña, con la seguridad de que su labor estará siempre en procura de un crecimiento constante, pero sobre todo de una entrega y un desempeño donde esa expresión “volar alto” no es algo simplemente metafórico, sino que debe ser la realidad a la que todos los seres humanos han de dirigirse y donde Jesús, modelo perfecto de maestro y de guía, conducirá todos los proyectos que se conjugan en uno solo: el servicio, la dignificación humana en todas sus etapas.

Auguramos más que éxitos para ambos. Que su amor por la Iglesia, representado en la obediencia a la que cada uno responde, los haga siempre generosos y les permita seguir siendo ante el mundo, claro testimonio de Cristo que “pasó por el mundo haciendo el bien”. (Hechos 10, 38).

Redactada por:

John Edison Gómez Atehortúa.

Profesional de Pastoral y Bienestar.

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