Celebración en honor de María. Ejemplo de Madre y discípula
Durante el mes de mayo celebramos la presencia de la Virgen María en la historia de salvación desde el lema “Con la Virgen María en camino a la Trascendencia”. Ella, como el “sueño de Dios”, fue la primera en acoger al Verbo y durante su vida nos demostró cómo ser buenos discípulos: escuchando la Palabra, guardando todas las cosas en el corazón, siendo valiente, poniendo a Jesús como centro de la existencia.
En el acto mariano que celebramos el día de María Auxiliadora, varios estudiantes y docentes, haciendo uso de sus dones y carismas nos compartieron poemas y canciones alusivos a la Virgen María. Entre ellos se destacan los siguientes mensajes:
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María reconoce que Dios nos da a cada uno virtudes personales con las cuales enriquecemos la existencia, pero también nos enseña que esas virtudes deben ponerse al servicio de los demás, así como lo hizo ella cuando visitó a su prima Isabel.
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María pone su esperanza en Dios, siempre. Ella asume con valentía la misión de ser madre de Jesús (con las implicaciones sociales que esto tenía). Sabe que Dios no defrauda y que sus planes son mejores que los de nosotros.
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María se alegra de ser la madre de Jesús, de ser su discípula y no atribuye nada a sus propios méritos, sino que todo lo que es lo refiere a la misericordia de Dios que favorece siempre a los pequeños, los pobres y los marginados.
“¡Proclama mi alma la grandeza del Señor!” Recitaba María y este verso debe hacerse nuestro hoy: glorificar a Dios con nuestra vida y nuestras obras, amar su voluntad y tejer nuestro proyecto de vida con aquellas virtudes de la Mujer que hoy nos sigue enseñando lo bello que es estar a los pies de Jesús, como quien acoge su Palabra con amor.
Paula Santamaría
Docente Cibercolegio UCN.