Fiesta de la Transfiguración del Señor

El Evangelio de san Marcos que leemos este año nos trae la escena de la Transfiguración de Jesús, en donde a través de una teofanía Él revela la gloria de su resurrección. Los Evangelios sinópticos nos presentan una escena que anima a las primeras comunidades cristianas que estaban temerosas después de escuchar sobre los padecimientos de Jesús y las consecuencias de ser sus discípulos. A través de este relato, los autores sagrados transmiten un mensaje de esperanza y de vida, pues ella revela la gloria de Jesús y su victoria ante la muerte.

San Marcos sitúa el suceso de la Transfiguración 6 días después del primer anuncio que Jesús hace de su pasión y su resurrección (cf. Mc. 9, 2). Este número de días no es una casualidad, sino que está cargado de simbología: En el sexto día del relato de la creación en el libro del Génesis tiene lugar la creación del hombre, a los seis días de trabajo sigue el descanso del Shabbat, en otras palabras: la Transfiguración es un anticipo de la intervención gloriosa de Dios en la historia.

La Fiesta de la Transfiguración no siempre se ha celebrado como se hace hoy en la Iglesia. Este pasaje de los Evangelios acompañaba la vida de los primeros cristianos a manera de sustento espiritual en medio de persecuciones. Fue hasta el siglo XI cuando se instauró esta celebración y se introdujo al calendario romano en 1457 para conmemorar la victoria sobre el Islam en Belgrado. Desde entonces, la Iglesia la medita durante el tiempo de Cuaresma, precisamente por su carácter preparativo para la pascua, y durante el tiempo Ordinario.

Hoy nosotros, como comunidad cristiana que sigue avanzando hacia la Patria celeste, estamos llamados a leer el relato de la Transfiguración en clave de esperanza, donde podamos trascender la actitud de Pedro: quien al decirle a Jesús “hagamos tres chozas” (cf. Lc. 9, 33) expresa su deseo de quedarse en la montaña y evitar bajar para sufrir la Pasión; Pedro hace que evoquemos el miedo que sentimos de afrontar los sufrimientos de nuestra vida. La clave para vivir esta Palabra es: “¡Escuchadle!” (Cf. Lc. 9, 35) porque escuchar es la actitud básica del discípulo. En el Primer Testamento (también llamado Antiguo Testamento) escuchar a Dios se basaba solo en obedecerlo. El Segundo Testamento (llamado también Nuevo Testamento) es mucho más exigente, es comprometernos, salir de nosotros mismos e ir en la búsqueda de la victoria gloriosa que Dios nos tiene preparada: aprender a ver en lo que nosotros llamamos muerte a Dios que nos ofrece la Vida.

Redactado por:

Paula A. Santamaría M.

Docente.

Referencias: https://encuentra.com/fiestas_y_celebraciones/la_iglesia_celebra_la_transfiguracion13591/

SCHÖKEL, Luis. La Biblia de Nuestro Pueblo. Ed. Mensajero, 2006

imagen_transfiguracion-senor_1

Portal Desarrollado por Innovapues SAS - www.innovapues.com - hola@innovapues.com - +57 312 258 1352