Es sabido que para muchas personas las matemáticas suelen ser un dilema a la hora de estudiar y aprender un tema, pero desde las aulas de Primaria Incluyente se han generado herramientas divertidas para que los estudiantes las aprendan y expresiones como “no entiendo” o “no me divierte” dejen de ser un obstáculo para aprender.

Desde lo cotidiano, como comprar una caja de huevos y no saber si botarla o reciclarla, se fomenta la reutilización de estos materiales para trabajar en clase y hacer de este un espacio divertido. En una clase de matemáticas en la que se comenzó a trabajar el ábaco, y teniendo en cuenta que para la gran mayoría del grupo les era difícil conseguir un ábaco, se contempló la posibilidad de mirar qué materiales caseros podían servirles para elaborar la actividad y a alguien se le ocurrió la idea de utilizar una caja de huevos y decorarla y de esta forma se reutilizaba algo que normalmente se bota y así se le daba un doble uso a partir de una actividad matemática.

Así es como, entre muchas otras vivencias, se creó un ábaco diferente e innovador para los estudiantes y con esto se demuestra que las matemáticas están lejos de ser una tortura para los estudiantes y así su aprendiza se convierte en algo divertido y llamativo para ellos, que involucra a las familias, el trabajo en equipo y la creatividad.