“El propósito esencial de la escuela católica es el desarrollo del ser, por medio de la educación integral”. Con este fundamento, que además es inspiración del trabajo de la educación católica, se dio inicio al VI Encuentro Interamericano de Pastoral Educativa, con el objetivo de exaltar la tarea formativa, como un esfuerzo de la Iglesia a favor de la persona humana. Este propósito, combate contra el deseo del mundo que lidera una “cultura del descarte”, como lo expresara el Papa Francisco en reiteradas ocasiones y donde propone un pacto educativo global, para contrarrestar las desigualdades y donde todas las instituciones unan esfuerzos para hacerlo no solamente visible, sino posible en el mundo.
Ningún maestro educa sin saber para qué educa. Hay un proyecto de hombre, encerrado en cada proyecto educativo. Este pacto resalta a la familia como educadora, quien también hace parte en ese objetivo de velar por un cambio en la educación, volviendo a cada persona, como centro y fin de esa transformación.
Vivimos muy afuera de nosotros mismos y se nos olvida que en el interior del hombre están las decisiones más decisivas y es por esa falta de descubrirse suficientemente, que existen tantas problemáticas en el mundo.
Los procesos educativos son verdaderos procesos de humanización. Y ese es el objetivo primordial del pacto educativo global, en el que América Latina tiene un camino recorrido y en el que, a la vez, hay que hacer un discernimiento que lleve a acciones concretas.
Hoy más que nunca es momento de repensar el sentido del vínculo pedagógico; de hecho, tal como nos dice el Papa Francisco, “una educación fructífera no depende fundamentalmente ni de la preparación del profesor, ni de las competencias de los alumnos; depende más bien de la calidad de la relación que se establece entre ellos”.
La construcción de futuro es una de las misiones de las escuelas, pero sin lugar a duda, lo es especialmente para la escuela cristiana. ¿Qué clase de futuro? La Unesco, la OCDE, la ONU, La Iglesia, prevén diversas propuestas desde un análisis social, que responda a este desafío.
En esta línea, desde el pacto educativo global, se consideran las siguientes claves de innovación:
1.Poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona.
2.Escuchar la voz de los niños, adolescentes y jóvenes.
3.Fomentar la plena participación.
4.La familia: primera e indispensable educadora.
5.Educar y educarnos para acoger.
6.Estudiar para encontrar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso.
7.Salvaguardar y cultivar nuestra casa común.
Este encuentro, nutrido en contenido, convoca a una respuesta oportuna y diligente: no solo desde la perspectiva antropológica, desde el ser de cada persona, sino en cuanto a su realización, que abarca las diversas dimensiones en las que él se desempeña, como una realidad integrante, como proyecto inacabado, como protagonista del acontecer en cualquier época.
Redactada por:
John Edison Gómez
Profesional de Pastoral y Bienestar