Entre los apelativos del Beato Mariano de Jesús Euse Hoyos se destaca el de “ángel tutelar de los pobres”, del cual es merecedor por dos razones: la primera, su vida de fe expresada públicamente en su piedad y fervor; la segunda es la caridad entregando todo de sí, a Dios y a los “más necesitados”.
Su advocación preferida había de ser la de Nuestra Señora de Chiquinquirá, la Reina de Colombia; no obstante, su devoción por otras advocaciones marianas y la devoción con la que celebraba la Eucaristía infundía en sus fieles la piedad y fervor con que debía celebrarse cada una de las fiestas de los santos, las solemnidades y todo aquello que acrecentara la fe de sus parroquianos. Ello ratifica su incansable afán de acercar a todos a Dios, por todos los medios posibles, no solamente por la participación asidua en los sacramentos, sino también por la intersección de la bienaventurada Virgen María y de los santos.
Entre sus actos de piedad recurrentes se destaca la solemnidad con que se celebraba las “Cuarenta Horas”, a las cuales convocaba y presidía en momentos especiales como cuando tomó posesión como párroco de Angostura y otras fechas memorables, que son guardadas en la memoria de muchos fieles que entre sus recuerdos expresaban sobre Marianito que era un “hombre vestido de negro que tiene puesto el corazón en sus hermanos y el pensamiento en el cielo”.
Su piedad, fervor y entrega a la divinidad fue inseparable de su humanidad, razón por la cual en los testimonios aportados a su proceso de beatificación se recogen en los diversos contextos y vivencias de los testigos frases como las que se listan
a continuación, que demuestran que su única filosofía, fue la de no saber otra cosa que a Cristo crucificado, a ejemplo de san Pablo: “Con Cristo estoy clavado en la cruz”. Por eso ayunaba frecuentemente, llevaba una vida de privaciones, dormía muchas veces en el suelo; y si lo hacía en la cama, esta era dura y mal abrigada.
Algunas frases que escriben sus biógrafos, citando testigos que conocieron en vida a Marianito y que evidencian su “opción preferencial por los pobres” y una manera de “mostrar la fe con obras” son:
• “Los pobres eran para Marianito la aristocracia de Jesucristo”.
• “Su caridad con los pobres fue extrema”.
• “Fue rico en bienes espirituales pero muy pobre en bienes materiales porque cuanto conseguía lo daba de limosna”.
• “Su caridad no conocía límites y no dejaba ninguna miseria sin aliviarla”.
• “Cumplió el deber con todo su celo, con toda su piedad y sobre todo con admirable caridad”.
Referencias:
Congregación de las causas de los Santos. (1989). Relación y votos del Congreso particular reunido el día 9 de mayo de 1989. Roma.
Yepes, I. (1964). Vida del presbítero Mariano de Jesús Eusse. Santa Rosa de Osos.
Oración
Oh, Dios que diste a tu siervo el Beato Marianito de Jesús Eusse, la gracia del sacerdocio ministerial y lo hiciste modelo de párrocos, dotándolo de admirables virtudes especialmente de celo infatigable por tu gloria, de solicitud amorosa por
los hermanos, de castidad probada, de espíritu de penitencia y desprendimiento de los bienes de la tierra; concédenos por su intercesión el favor que te pedimos… Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Redactada por:
Andrés Felipe Roldán Posada