El 11 de febrero fue declarado por la ONU, «Día Internacional de la Mujer y la Niña en la ciencia» con esto se busca mayor participación en el campo científico, ya que hasta la fecha solo el 30% de los investigadores son mujeres. Esto no quiere decir que a las mujeres no les gusta la ciencia o que no tienen capacidades para desempeñarse en el ámbito científico, todo lo contrario, las mujeres han sido precursoras de múltiples investigaciones, pero siempre se han mantenido al margen, dadas las condiciones de inequidad y desigualdad de género.
El gusto de las mujeres por la ciencia podemos verlo en nuestras abuelas, bisabuelas y tatarabuelas, ellas eran grandes científicas, conocedoras de plantas medicinales, prácticas agroecológicas, entre otros múltiples conocimientos, que han sido mal llamados supersticiones, pero que en realidad encierran una gran sabiduría ancestral que vale la pena rescatar y seguir llevando de generación en generación.
Para Adriana Ocampo, geóloga colombiana, el panorama fue diferente al de las abuelas, ella pudo ir a la universidad y graduarse como profesional, ahora es una gran científica de la NASA, pero tampoco ha sido tan fácil como parece, a pesar de sus grandes contribuciones a la ciencia, aún no tiene el suficiente reconocimiento, incluso en su país natal no es conocida. En las escuelas no se tiene como referente y no se les dice a las niñas que pueden investigar sobre el espacio y el universo tal como lo hace ella.
Gitanjali Rao, una niña de tan solo 11 años fue considerada en el 2017 la científica más joven del mundo, a su corta edad desarrolló un sistema de detección de plomo, su invento pudo ser utilizado en el río de su comunidad, el cual había sido contaminado con este metal. Gitanjali, afortunadamente cuenta con acceso a la educación, pero hay miles de niñas con las mismas potencialidades que no pueden hacerlo, debido, en su mayoría a barreras culturales.
¿Qué tienen en común nuestras abuelas, Adriana Ocampo y Gitanjali? Son mujeres de tres generaciones diferentes, pero comparten la curiosidad, la inteligencia, las ganas de ayudar a su comunidad y lamentablemente también los obstáculos y prejuicios de género. Su sabiduría ya sea empírica o no, nos demuestra que la ciencia y la investigación es cuestión tanto de hombres como de mujeres, ambos tienen las mismas capacidades creativas e intelectuales para lograr todo lo que se propongan. Por esta razón, se hace necesario el «Día Internacional de la Mujer y la Niña en la ciencia» para que se nos olvide que las niñas también lo pueden todo.