En el último domingo del año litúrgico la Iglesia nos pone de manifiesto una certeza: caminamos en este mundo hacia un solo fin. Todas las cosas, las personas, los acontecimientos, serán recapitulados en Cristo, como decía San Pablo, hasta que todo sea sometido a Dios.
Por lo general, todos los seres humanos armamos proyectos y agendas, pero por estar entretenidos en asuntos pasajeros no le prestamos atención al único proyecto de Dios que consiste en que todos seamos liberados de la esclavitud, incluso de aquellas esclavitudes que nos imponemos nosotros mismos. Él es un rey que ha venido a servirnos, un rey que nos ha enseñado un nuevo camino, una senda llena de luz para que no perdamos el norte a pesar de los fuertes nubarrones que se pueden presentar en cualquier momento de nuestra existencia.
Jesucristo es Pastor, Rey y Juez y la liturgia nos lo recuerda cada domingo cuando profesamos nuestra fe y decimos que Él vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Aquí es importante plantearnos una pregunta: ¿En qué clase de proyecto queremos gastar nuestras vidas? ¿En uno lleno de competitividad y egocentrismo o sirviendo y acogiendo al Rey en los más pequeños, enfermos, marginados y excluidos? Ser cristiano es hacer la voluntad de Dios: ser discípulos suyos, tomar la cruz, amar sin medidas, desgastarse por los demás. Eso es lo que se celebra de forma solmene cuando estamos cerca de finalizar el año litúrgico: nos espera el Reino de Dios que hemos empezado a vivir aquí en la tierra.
Jesucristo es un Rey verdadero que nos ha servido desde un trono real que es la cruz. ¿Cómo no desear su venida? ¿Cómo no desear está con él? Por eso, acojamos ese acto de amor que el Señor ha hecho por nosotros desde la cruz. Si hoy lo acogemos y si Dios nos concede la gracia a todos de acogerlo, viviremos en función de ese encuentro final con el Rey, viviremos con alegría, justicia, amor… con los valores del Reino.
Demos gracias a Cristo Rey del universo por todo lo que nos ha dado, por todo lo que ha creado para nosotros. Bendito el Reino que llega, el Reino de la vida, el Reino de la paz.
Redactada por:
Paula Andrea Santamaría
Docente